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martes, 5 de febrero de 2013

Suave es el cielo.


¿Ves a ese hombre? ¿El que está sentado en aquel banco con la mirada perdida y buscando cualquier razón para enfadarse con el mundo? Si, ese, justo ese, el que muestra un rostro de profunda consternación.
Ahora mira en la dirección contraria, a lo lejos, tumbada en el césped, hay una mujer. ¿Aprecias sus rasgos? Dulces, amables con la paciencia infinita iluminándole los ojos. ¿Sabes cómo se llama? ¿No? No te preocupes, yo te lo digo: su nombre es Marie.
Pero volvamos al hombre del principio, al que sus amigos, los pocos que tiene, llaman Fran apócope de Françoise. ¿Te puedes creer que a pesar de que hoy es un día soleado, el aire se respire puro y lleve el olor de la hierba fresca recién cortada, él no parece darse cuenta? ¡Todo es vida hoy! Los niños juegan y sus risas flotan en el ambiente recordándonos, a los que ya hemos sido pequeños, la alegría que se puede sentir aunque todo se derrumbe a nuestro alrededor. Pero Fran no parece oírlas, o al menos no se ha fijado en los chiquillos que tiene delante. Su pelo color caoba le cubre parte del rostro, como peinado así a propósito para ocultarse de alguna manera y lleva unas gafas de Sol, para no mirar la vida a su alrededor quizá. Es extraño, porque es un chico guapo de apenas unos treinta años y por cómo va vestido parece que las cosas le van bien económicamente. ¿Entonces, porqué tiene ese aire tan adusto? ¿Es posible que se le haya acabado la fe en la humanidad? O que crea que no merece la pena vivir más. Lo único que podemos hacer desde aquí es elucubrar sobre cómo será su vida, que hará allí sentado un domingo por la tarde.

Mientras tanto Marie sigue tumbada en la hierba, sujeta un libro con ambas manos y lo sostiene en alto para poder leerlo. ¿Cuál es? ¿Alcanzas desde aquí a ver el título? ¿El Perfume? ¡Oh, que maravilloso! Pero es una historia un poco oscura, sobre todo para una chica como ella ¿No? ¿Te parece bien?. Claro estoy de acuerdo: que lea lo quiera, ¿Quiénes somos nosotros para decidir lo que tiene o no que leer?.
Qué guapa es ¿Verdad? El pelo rubio desbordándose como una cascada de oro sobre la toalla en la que está tumbada, los ojos verdes como el interior de un kiwi. ¿Qué dices? ¿Qué no te gusta esa comparación? Pero los kiwis son verdes. Está bien, está bien. Verde esmeralda ¿Mejor? ¿Sí? Bueno, pues sus ojos como las esmeraldas, y sus labios rojos y carnosos como el primer mordisco de una manzana. Ahora deja el libro ¿Nos habrá oído? No creo. Parece que algo le ha llamado la atención, se levanta y camina hacia delante, justo a donde está Françoise. ¡Anda! Si parece que a Fran se le ha caído algo y no nos hemos dado cuenta. Ya ha llegado Marie ¿Qué le dirá?:
-Disculpe, ¿Puedo ayudarlo?-  Antes de obtener una respuesta ella ya se ha agachado a recoger el objeto caído. Es un bastón, pero más que un bastón de madera a los que estamos acostumbrados es como un palo largo acabado en una esfera y totalmente blanco, a excepción de una cuerda que cuelga del extremo superior para sujetarlo a la muñeca.
¿Es posible qué…? No, no puede ser, ¿O sí?. Claro, eso explica su mirada perdida, y porque parecía no ver a los niños. Realmente no los veía.
-Gracias, muy amable.
-De nada. Me llamo Marie. ¿Y usted?
-Françoise, aunque me llaman Fran.
-Que nombre más bonito. ¿Quieres dar un paseo Fran?
¡Vaya! Quién nos lo iba a decir. Fíjate en Fran ahora, ¿No notas el amago de una sonrisa sincera asomando a sus labios? ¿Es posible que haya recobrado la fe en la humanidad? Quién sabe, pero lo que sí es seguro es que el mundo todavía no ha perdido a esa gente que irradia felicidad, simplemente se esconden ya que parece que eso no esta muy bien visto ahora. Curioso ¿No crees?.

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2 comentarios:

  1. " ¿No notas el amago de una sonrisa sincera asomando a sus labios? ¿Es posible que haya recobrado la fe en la humanidad? Quién sabe, pero lo que sí es seguro es que el mundo todavía no ha perdido a esa gente que irradia felicidad, simplemente se esconden ya que parece que eso no esta muy bien visto ahora. Curioso ¿No crees?." El final me parece una ruptura con la visión anterior de Fran. Al principio da la impresión de ser un hombre desilusionado, incluso yo diría enigmático- ¿la vara con una esfera blanca en un extremo?,¿quién se ha creido este hombre, vamos a ver?- y de repente hay un cambio en su actitud por una pequeña conversación. Quizás es más común de lo normal, quizás es un hecho cotidiano, quizás pertenece a la magia del día a día. Unas pocas palabras con un desconocido a veces sacan aquellas sonrisas escondidas entre la espesura del alma, reprimidas durante el día...
    La técnica de narración es muy curiosa,y el contraste entre la posición y actitud del hombre y el de la mujer: uno, sentado y apesadumbrado y la joven, tumbada y distraida con un toque dulce pero leyendo "El Perfume".
    Esta vez no tengo nada que objetarte. Gracias Rodrigo y perdona por mis aires de precaria crítica literaria xD :)

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  2. El antagonismo entre la tristeza y la felicidad de los niños nos hace pensar cuál injusta es la vida prejuzgando a gente que no conocemos y criticarles sin conocer como son y esto es una buena lección de ello. ¡Estupenda comparación de la paradoja y una buena fábula sobre la esperanza de la fe en la "humanidad" de las personas! Bonito relato con final feliz. :)

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