Blanco sobre negro.

Estoy frente a ti y lo único que oigo es el leve crepitar del fuego allá a lo lejos. Mis ojos te recorren, examinándote palmo a palmo. Descubro curvas sinuosas, caderas redondeadas y perfectas, largos caminos que son tus piernas. Viéndote, así como te veo, solo puedo pensar en la maldita distancia que nos separa, apenas unos pocos metros vacuos y absurdos. Pero aun así no te acercas, ni yo tengo intención de encontrarme contigo, porque ya lo hicimos una vez ¿recuerdas?
 Ahora ya ni el fuego se escucha, el silencio lo inunda todo y hiere mi corazón con puñales de indiferencia. He llorado mucho y probablemente lo seguiré haciendo, pero el mundo nos necesita, tenemos que seguir con la función, nuestra vida requiere de protagonista y ya ha esperado bastante ¿no crees?. Continuemos entonces, deja a un lado la música que nos hacia bailar y yo soltare las fotografías que encierran nuestro pasado.
Ahora solo quiero desearte suerte, buena o mala ¿Qué mas da?, y decirte que ha sido un placer haberte conocido.